En las manos del exterminio

Sin Escalas-. Los paisajes de Venezuela se encuentran repletos de diversidad en donde la naturaleza convive con grandes urbes y los ciudadanos gozan de variadas opciones para celebrar en las singularidades del medio ambiente. Sin embargo, este privilegio parece que estuviera a punto de desaparecer.
Durante el 2020 se han denunciado a través de redes sociales diversos derrames de petróleo en las costas del país, siendo uno de los más importantes el ocurrido a mediados de año cuando según, Eduardo Klein, profesor adscrito al Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar (USB), se esparcieron en el agua aproximadamente 20.000 barriles de crudo que se desplazaron hacia Falcón, afectando playas cercanas, el Golfo Triste y el Parque Nacional Morrocoy. Todo esto trae como consecuencia distintos problemas ambientales en donde el ecosistema y los paisajes con potencial turístico se ven gravemente dañados.
La minería ilegal dentro del territorio ha hecho que las personas encargadas de extraer riquezas de la tierra destruyan la flora y la fauna, desplacen varios pueblos indígenas e incluso, conviertan la zona en una donde no se cumplen las leyes. Según revela un informe difundido por la organización World Resources Institute, las actividades mineras vierten químicos tóxicos a más de 30 ríos de la Amazonia.
Existen diversos hechos que poco a poco han contribuido con la contaminación, como lo es el bote de aguas negras, falta de basureros adecuadamente funcionales y los desechos que diversos ciudadanos suelen dejar en la calle atrayendo a insectos, contribuyendo con la obstrucción del alcantarillado y haciendo más difícil la vida cotidiana de todos.
La crisis actual ha golpeado en muchos sentidos a los pobladores de distintas regiones, afectando sus derechos, distorsionando pensamientos e incluso, haciéndolos actuar de manera destructiva mientras se escudan en la supervivencia. El 5 de octubre se descubrió completamente descuartizado a uno de los caballos pertenecientes a la Universidad Central de Venezuela (UCV), sede Maracay, hecho que presuntamente se debe a la venta y consumo de carne. Además, este suceso se le suma a una larga lista de denuncias en donde la cacería furtiva y el maltrato animal se han normalizado en el país.
A lo largo del tiempo, aquellos espacios en donde la naturaleza reinaba con mayor fuerza, poco a poco se han visto repletos de edificaciones construidas sin los debidos permisos o controles, trayendo como resultado el ignorar zonas de alto riesgo, suelos débiles, la cercanía de cuerpos de agua o lugares de peligro que muchas veces, suelen ser la mejor opción cuando existen falta de soluciones en casos de catástrofes o cuando los entes de poder dan camino libre a estos acontecimientos.
Las guacamayas admiradas por los caraqueños, la fauna, montañas y terrenos impresionantes que se disfrutan en Venezuela están destinadas a desaparecer o verse ensombrecidas gracias a comportamientos dañinos que sin saber o no, se han naturalizado. Es importante exigir que el Estado se haga responsable de cuidar el territorio pero a su vez, millones de ciudadanos necesitan asumir el rol protagónico que les corresponde.
Jhosgreisy Hernández.