Un fenómeno sin cura

Sin Escalas-. Las gotas de sudor ruedan por su cara hasta llegar a la mascarilla que utiliza, aquella que es de tela desteñida, genera protección y también, sentimiento de ahogamiento. El bolso es llevado en su espalda y sus manos sostienen un par de objetos, esos que son de los pocos que pueden tener consigo mientras camina a la orilla de la carretera en medio de un trayecto que se torna infinito y el cual espera terminar pronto.
Casi un millón de venezolanos dejaron el país cada año durante el período 2017-2019 siendo la búsqueda de trabajo la principal razón para dejar la nación, así se resalta en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI). Sin embargo, esta situación se ha revertido parcialmente cuando 90.000 connacionales retornaron, según informó Migración Colombia el 21 de julio.
Todos aquellos que volvieron lucharon días para llegar hasta la frontera y descubrir que deberían cumplir con cuarentena, exámenes médicos y varios requisitos para hacer de su reingreso lo más seguro para ellos y para las personas con las cuales compartirían, hecho que no fue sencillo y que se vio ensombrecido debido a la falta de atención, medidas de seguridad y lugares de acogida plenamente calificados. Todas fallas que fueron denunciadas en redes sociales para exigir un trato humano y justo, acontecimientos que como mínimo esperaban después de un largo recorrido en donde se expusieron a la muerte, al miedo de infectarse con COVID-19, al trato por parte de cuerpos de seguridad del Estado y a la incertidumbre del futuro que ahora es más oscuro debido a las secuelas del coronavirus.
Ahora y después de meses dudosos, los caminantes han retomado las calles con la esperanza de llegar a un destino lejano que los ayude a estabilizarse y obtengan condiciones que les permitan ayudar a su familia. Sin embargo, ese deseo no podrá ser cumplido por todos gracias a factores como la caída de la economía, falta de trabajo y los distintos incidentes que entran en el plan de rehacer una vida entera en otro país. Hay una probabilidad en la cual muchos prefieren no pensar y es en la de fallecer en el camino, ya sea arrollado, debido a la deshidratación, falta de comida o a los cambios de clima que varían de lugar en lugar. Todas posibilidades comunes que desgraciadamente han sucedido, como lo fue cuando varios migrantes murieron arrollados y otros resultaron heridos por un camión que pasaba cuando estos dormían al costado de la carretera Panamericana en Perú.
El 2020 está terminando y los estragos de este año marcaron la vida de millones que perdieron a familiares, sucumbieron ante la pobreza o vieron de cerca un hecho histórico que jamás pensaron.
Actualmente, las condiciones no están dadas para dejar lo mucho o lo poco que se tenga en casa pero la desesperación de los venezolanos los ha llevado nuevamente a tomar difíciles decisiones en donde se ven afectadas la vida de más personas de las que alguien puede imaginarse.
Por Jhosgreisy Hernández.